Mejora en Atención de Requerimientos: Cómo Transformar “Lo Antes Posible” en Promesas Concretas.

Mejora en Atención de Requerimientos: Cómo Transformar "Lo Antes Posible" en Promesas Concretas

Mejora en Atención de Requerimientos: Cómo Transformar "Lo Antes Posible" en Promesas Concretas

El Costo Oculto de las Promesas Vagas

Un dato sorprende a muchas organizaciones: entre el 30% y 40% de las llamadas que recibe un call center son clientes preguntando por el estado de su requerimiento. No están llamando con un nuevo problema. Están llamando porque no saben qué pasó con el anterior.

La razón es simple pero reveladora: alguien les dijo "lo resolveremos lo antes posible".

Esta frase aparentemente inofensiva genera un efecto dominó de costos operacionales, frustración del cliente y desgaste de los equipos de servicio. En un contexto donde la experiencia del cliente se ha convertido en el principal diferenciador competitivo, según McKinsey , las empresas que lideran en customer experience pueden lograr incrementos en ingresos del 5 al 10% y reducir costos entre 15 y 25% en dos o tres años.


El Problema Estructural en la Atención de Requerimientos

La Anatomía de un Proceso Deficiente

El proceso típico de atención de requerimientos funciona de la siguiente manera: un cliente tiene una consulta, una solicitud o un reclamo. Utiliza algún canal de contacto (llamada, mail, WhatsApp) y alguien lo atiende. Después de escuchar el problema, llega la respuesta estándar: "Lo vamos a derivar al área correspondiente y lo resolveremos lo antes posible".

¿Qué significa realmente "lo antes posible"? Para la empresa puede significar una semana. Para el cliente puede significar dos horas. Y precisamente ahí comienza el ciclo de frustración. El cliente llamará en dos horas, luego al día siguiente, y nuevamente al siguiente día, porque nadie le proporcionó una promesa concreta con fecha y hora específicas.

El Déficit de Compromisos Claros

La realidad es que muy pocas compañías hacen promesas concretas de tiempo. La respuesta corporativa típica es: "No podemos establecer una fecha porque no sabemos cuánto tardarán las otras áreas en resolver". Pero surge una pregunta fundamental: ¿no es la empresa responsable del servicio que está proporcionando al cliente?

Aquí está el primer quiebre estructural: cuando no existe gestión por promesas , todo se vuelve ambiguo. Las organizaciones que comprenden que son, en esencia, una red de compromisos entre personas logran ejecutar con coherencia y credibilidad. No se trata de implementar más controles, sino de rediseñar fundamentalmente la forma en que se conversa, se acuerda y se cumple.

Según investigaciones de Harvard Business Review , las experiencias excepcionales del cliente se alimentan de nuevas colaboraciones interfuncionales en toda la organización. La experiencia del cliente ya no puede ser impulsada únicamente por el representante de ventas de primera línea o incluso por un equipo dedicado de experiencia del cliente: todos en la organización tienen un papel que desempeñar.


La Experiencia Fragmentada del Cliente

El Ciclo de Repetición y Retrabajos

La experiencia completa del cliente suele desarrollarse así: llama, explica su problema y proporciona sus datos. Lo transfieren a otra área donde le solicitan nuevamente los mismos datos. Le informan que no corresponde a su área y que debe contactar a otro departamento. Llama de nuevo, repite toda la explicación. Este ciclo continúa hasta que el cliente, completamente exhausto, considera abandonar el servicio.

En muchos casos, cuando el requerimiento finalmente llega a alguien capacitado para resolverlo, la información está incompleta o mal registrada. Entonces se hace necesario volver a contactar al cliente para solicitar datos que ya proporcionó múltiples veces. La frustración alcanza niveles críticos.

La Calidad del Registro: Un Factor Invisible pero Crítico

Aquí surge un factor que ocurre frecuentemente pero que rara vez se mide: la calidad con que se recibe, registra y deriva la información. Muchos requerimientos parten defectuosos desde el primer contacto. El ejecutivo puede carecer de las herramientas necesarias, de la capacitación adecuada, o simplemente deriva todo hacia otras áreas sin evaluar realmente si podría resolverlo directamente.

Este comportamiento no es aleatorio. Ocurre porque frecuentemente los procesos están desconectados del propósito real: cumplir la promesa al cliente. Los procesos se diseñan desde la eficiencia interna, desde la lógica de las áreas, no desde la experiencia que se busca generar para el cliente.

La Fragmentación del Problema del Cliente

Existe un problema aún más profundo: la fragmentación del problema del cliente. Un ejemplo ilustrativo: un cliente presenta un reclamo por un cobro indebido en su factura. En lugar de tratarlo como un problema integral, se fragmenta: un área valida si el código de cliente es correcto, otra revisa si la cuenta es la correcta, una tercera verifica los movimientos de la cuenta.

Al final del proceso, puede que una de esas mini-tareas se resuelva, pero el reclamo completo del cliente permanece sin solución. Se pierde completamente la visión integral. El cliente no tiene tres problemas distintos, tiene un problema que requiere una solución coordinada.


La Estrategia de los Tres Niveles para la Excelencia Operacional

Principio Fundamental: First Contact, First Solution

La base de cualquier mejora sustancial debe ser el principio de "first contact, first solution". El objetivo es intentar que todo se resuelva en el primer contacto. Cuando esto no sea posible, al menos debe asegurarse que el pedido se entienda completamente, se recopile toda la información necesaria y se registre de forma completa en los sistemas correspondientes.

Para lograr esto, se requiere una estructura de tres niveles meticulosamente diseñada. Es importante aclarar: cuando se habla de tres niveles, no se refiere a tres transferencias al cliente. Se trata de tres niveles de coordinación interna que permanecen invisibles para el cliente.

Nivel 1: Front Office Empoderado

El primer nivel es el front office, la puerta de entrada al sistema. Aquí es donde debe realizarse la inversión más significativa. Se necesitan canales de entrada estructurados y eficientes: bots con inteligencia artificial que extraigan información progresivamente y clarifiquen con el cliente qué necesita realmente. Capacidades robustas de autoservicio donde los clientes puedan resolver consultas básicas sin necesidad de contactar personal. Formularios inteligentemente diseñados, simples y directos en su uso.

Cuando hay personas atendiendo, estas necesitan poseer las capacidades técnicas, el perfil adecuado, la motivación correcta y, fundamentalmente, las herramientas necesarias para resolver. No puede aceptarse que se derive sistemáticamente hacia otras áreas por falta de recursos, información o entrenamiento.

Una práctica esencial en este nivel es medir el porcentaje de requerimientos ingresados con problemas de calidad. Esta métrica puede medirse tanto a nivel grupal como individual, estableciendo estándares y objetivos claros. Si la punta del proceso funciona mal, todo lo demás está inevitablemente condenado al fracaso.

Nivel 2: El Centro de Comando (SAC)

El segundo nivel, denominado generalmente SAC (Servicio de Atención al Cliente), constituye el verdadero motor del proceso completo. Son áreas que comprenden profundamente la operación y mantienen una visión integral, aunque no son necesariamente especialistas en todos los dominios.

Este nivel debería tener la capacidad de resolver entre el 50% y 70% de todos los requerimientos que recibe. ¿Por qué esta métrica es tan importante? Porque si se requiere transferir constantemente a especialistas ubicados en áreas operacionales, el proceso se complica exponencialmente. Esas personas tienen un foco tan intenso en la operación diaria que atender requerimientos de clientes se convierte en una interrupción constante que afecta su productividad.

El SAC es quien mide la resolución, quien evalúa la calidad, quien exige el cumplimiento de promesas. Es desde este centro de comando donde comienza la mejora en la calidad de los ingresos desde el contact center. Es aquí donde se capacita al front office, donde se realiza seguimiento a los especialistas, donde se gestionan los estándares de servicio con las áreas operacionales.

Nivel 3: Especialistas para Casos Complejos

Recién en el tercer nivel se encuentran los especialistas. Estos atienden casos muy específicos, altamente técnicos, que genuinamente requieren conocimiento profundo y experiencia especializada. Pero para que un caso llegue a este nivel ya deberían existir protocolos claramente establecidos y estándares de tiempo previamente acordados.

Lo crítico y no negociable es que estos tres niveles no operen como silos aislados. Se requieren prácticas de coordinación recurrentes y sistemáticas: reuniones diarias dentro de cada equipo para coordinación operativa; reuniones semanales entre el SAC y el front office para identificar problemas, determinar necesidades de capacitación y celebrar lo que funciona bien; reuniones quincenales o mensuales con las áreas operacionales para revisar estándares, acordar mejoras y detectar dónde se está quebrando el proceso.

Esto es precisamente lo que diferencia a los equipos de alto desempeño : no solo ejecutan tareas mecánicamente, sino que coordinan compromisos claros con responsables definidos y criterios de éxito visibles. El resultado es menos control burocrático y más claridad en la ejecución. Menos procesos innecesarios y más resultados reales.


Los Indicadores de Gestión que Realmente Importan

Más Allá de la Medición Básica

En cuanto a medición, se necesitan indicadores claros y compartidos entre los tres niveles. No basta con medir únicamente cuántos requerimientos ingresan o cuánto tiempo tardan en resolverse. Se necesita medir categorías específicas: consultas, solicitudes y reclamos. Cada una de estas categorías tiene características distintas y requiere tratamiento diferenciado.

Según las mejores prácticas de SLA (Service Level Agreements) , las empresas efectivas establecen métricas medibles, alinean objetivos con las necesidades del cliente, adoptan una mentalidad centrada en el cliente y aseguran transparencia total. Un SLA bien diseñado establece la base para un soporte consistentemente de alta calidad.

Reducir en la Fuente: La Estrategia Olvidada

Las consultas, en muchos casos, deberían resolverse mediante información preventiva, campañas educativas o autoservicio robusto. No deberían convertirse en llamadas o contactos que consumen recursos. Los requerimientos más simples y estructurados también pueden automatizarse. Por ejemplo, un cambio de dirección: solicitar la nueva dirección, pedir un documento que la valide, procesarlo. Un flujo simple y automatizable.

Los reclamos representan una categoría completamente diferente. Un reclamo significa que existe un cliente insatisfecho declarando explícitamente que hay una promesa corporativa que no se está cumpliendo. Este tipo de requerimientos necesita un proceso especial, un servicio diferenciado y prioritario. Pero también requiere análisis profundo de las causas raíz.

Generalmente, las causas raíz de los reclamos se encuentran en los procesos operacionales, en las características de los productos, en las condiciones establecidas durante la venta. Si se estandarizan esas causas y se trabaja sobre ellas con metodología de mejora continua, se comienza a reducir la cantidad de reclamos en su origen. Esta es la clave estratégica: no solo mejorar cómo se gestionan los requerimientos, sino reducir drásticamente cuántos requerimientos no deberían existir en primer lugar.


La Analogía del Restaurante: Por Qué el Cliente No Debe Entrar a Tu Cocina

Una analogía ilustra perfectamente este problema estructural. Cuando se diseñan procesos de atención de requerimientos desde dentro de la organización, usando lenguaje técnico interno, pensando exclusivamente en las áreas y su funcionamiento, lo que se termina haciendo es forzar al cliente a entrar en la cocina de la empresa.

Imaginemos estar en un restaurante de alta categoría con un problema en el plato servido. Se acerca al chef para preguntar qué sucedió. El chef responde: "No es mi responsabilidad, es del área de abastecimiento que no proporcionó el salmón suficiente". Luego lo dirigen al área de mantención porque los sistemas de refrigeración no funcionan adecuadamente y por eso el pescado no estaba en condiciones óptimas.

¿Se comprende el problema? El cliente no debería conocer absolutamente nada sobre el abastecimiento interno, sobre los sistemas de mantención, sobre los procesos operacionales internos. El cliente tiene un problema con su plato y necesita que el restaurante, como entidad integral, se lo resuelva. Punto final.

Eso es exactamente lo que ocurre cuando se le dice al cliente "su problema corresponde al área de finanzas, debe llamar a este número" o "eso lo gestiona el área técnica, el contacto es este". Se está forzando al cliente a navegar el desorden interno de la organización, a entrar en su cocina caótica. Y un restaurante que opera de esa manera, funciona pésimamente.


El Camino Progresivo Hacia la Mejora Sostenible

Fase 1: Ordenar la organización

El punto de partida es ordenar la operación interna. Estandarizar rigurosamente el proceso de ingreso de requerimientos. Entrenar exhaustivamente al personal en cómo tomar requerimientos correctamente, con todos los detalles necesarios. Implementar herramientas tecnológicas que permitan hacer seguimiento real y trazabilidad completa. Establecer las reuniones de coordinación mencionadas como prácticas no negociables.

Fase 2: Automatización Inteligente

Cuando esa maquinaria comienza a funcionar de manera fluida, cuando el proceso está ordenado y estandarizado, entonces y solo entonces se puede pensar en el nivel evolutivo 2.0. Más automatización inteligente, más capacidades de autoservicio avanzado, más aplicación de inteligencia artificial. Chatbots que conversan en lenguaje natural simulando una persona real. Capacidad de gestionar requerimientos mediante formularios inteligentes y adaptativos. Números de seguimiento para que el cliente pueda consultar el estado cuando lo desee, sin necesidad de realizar una llamada.

Pero todo esto requiere obligatoriamente que primero exista un proceso estándar funcionando correctamente. La tecnología no repara procesos fundamentalmente rotos, solo los hace fallar más rápido y a mayor escala.


El Doble Objetivo Estratégico: Gestionar Mejor y Reducir Volumen

Aquí reside el mensaje más importante y frecuentemente ignorado: el objetivo de mejorar la atención de requerimientos no es exclusivamente mejorar los tiempos de respuesta o elevar la calidad del servicio en la gestión. Eso está correcto, es importante, especialmente al inicio del proceso de transformación.

Pero existe un segundo objetivo igualmente o más importante: reducir significativamente la cantidad de requerimientos. Las organizaciones deben preguntarse honestamente: ¿cuántos de estos requerimientos no deberían existir porque hay problemas no resueltos en los procesos operativos o comerciales? ¿Cuántos surgen por deficiencias en la comunicación? ¿Cuántos se generan porque se prometió algo durante la venta que no se cumplió posteriormente en la operación?

Ahí está el verdadero trabajo de fondo, el trabajo estratégico. Utilizar el análisis sistemático de los requerimientos para identificar precisamente dónde se está quebrando la operación. Revisar las categorías que muestran crecimiento sostenido. Analizar las desviaciones que aparecen en ciertos períodos. Estudiar los reclamos recurrentes que se repiten mes a mes. Y atacar esas causas raíz con metodología y persistencia.


La Transformación Cultural Necesaria

Las preguntas para reflexionar son directas y desafiantes: ¿Cuántas veces al día los clientes tienen que "entrar a la cocina interna" para resolver un problema que debería ser simple? ¿Cuántas veces se les dice "lo antes posible" sin proporcionarles una fecha concreta y verificable? ¿Cuántas veces se fragmenta su problema en múltiples pedacitos que se pierden entre las áreas internas y sus silos organizacionales?

La mejora en atención de requerimientos representa una transformación cultural profunda. Requiere compromiso genuino desde el negocio completo, no solo del área de servicio al cliente. Requiere inversión significativa en la punta del proceso (front office), en el centro de comando (SAC), en las prácticas de coordinación recurrentes. Requiere indicadores claros y accionables, medición constante y rigurosa, mejora continua como filosofía organizacional.

Pero fundamentalmente, requiere cambiar la mentalidad colectiva: de "resolver requerimientos reactivamente" a "evitar que existan proactivamente"; de "derivar responsabilidad al cliente" a "coordinar internamente por él de manera invisible".

Porque al final del día, el cliente no quiere ni necesita saber cómo funciona internamente la organización. Solo quiere que su problema se resuelva de manera efectiva, rápida y definitiva. Y que cuando se le prometa algo, se cumpla consistentemente.

La pregunta final que cada organización debe hacerse con honestidad es: ¿Está realmente lista para dejar de decir "lo antes posible" y comenzar a hacer promesas concretas que pueda cumplir sistemáticamente?

Facebook
Twitter
LinkedIn

¿Por qué deberías trabajar con bCoord?

En bCoord tenemos el know-how y las metodologías para diseñar y movilizar transformaciones que ponen en el centro el generar cambios en los hábitos de las personas para lograr un alto desempeño. Asesórate con nosotros, un equipo de expertos con más de 25 años de experiencia trabajando con algunas de las empresas más grandes de Chile.